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miércoles, 12 de mayo de 2010

Señor de los Milagros, la leyenda del cristo que creció y creció



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

"Allá por el año 1580 Buga era un pequeño caserío, en el valle del Cauca, Colombia. El río de Buga corría en aquel entonces por el sitio donde ahora está el templo del Señor de los Milagros. Al lado izquierdo del río había un ranchito de paja donde vivía una india anciana cuyo oficio era lavar ropa. Esta mujer era muy piadosa y estaba ahorrando y reuniendo dinero para comprarse un Santo Cristo y poder rezarle todos los días. Reunió 70 reales que era lo que necesitaba para comprarlo y traerlo desde Quito".

Precisamente el día en que la piadosa lavandera iba a llevar su dinero al señor Cura párroco para que le consiguiera la imagen, pasó por allí llorando un honrado padre de familia a quién iban a echar a la cárcel porque debía 70 reales y no tenía con qué pagarlos. La buena mujer se conmovió por esta tristeza de su vecino e inspirada por un pensamiento caritativo se propuso dejar para más tarde el conseguir su crucifijo, y le dio al pobre necesitado los 70 reales que tenía ahorrados. Aquel hombre lleno de alegría y de agradecimiento le deseó que Dios la bendijera y le ayudara mucho.




Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

Unos días después, la anciana estaba lavando ropa en el río, cuando una ola colocó delante de ella un pequeño crucifijo de madera, que resultó para ella una joya más valiosa que todo el oro y la plata y las esmeraldas que le pudieran ofrecer. El crucifijo hallado de esta manera no podía haber pertenecido por allí cerca a ninguna otra persona, pues hacia arriba, a las orillas del río no vivía nadie. La feliz lavandera, llena de gozo y perfectamente tranquila en su conciencia, respecto a su posesión, se dirigió a su choza e improvisó allí un altarcito, sobre el cual colocó el santo Cristo que le había llegado de manera tan misteriosa, guardándolo cuidadosamente en una cajita de madera.

Una noche la anciana oyó golpecitos en el sitio donde guardaba la imagen y averiguando lo que pasaba se llevó una gran sorpresa al darse cuenta que el Santo Cristo y la cajita habían crecido notablemente, pero se imaginó que eso sería ilusión de sus ojos ya muy debilitados por la edad. Pero pocos días después advirtió que la imagen tenía ya cerca de un metro de estatura, por lo tanto la existencia de aquel crucifijo allí no se podía explicar naturalmente y que tenía que ser un milagro.




Foto:Pablo Bohorquez/ Carlos Andres Giraldo Bedoya.


Después de estos sucesos extraordinarios el ranchito de la anciana se convirtió en sitio de oraciones y peregrinaciones. A los anteriores milagros siguieron muchos más y fue tal la cantidad que la gente le dio a esta imagen el nombre con el cual se le conoce desde hace siglos: El Señor de los Milagros".

Después de muerta la ancianita se pensó cual era el mejor lugar para colocar el Cristo. Su ranchito quedaba frente a las aguas y he aquí que el río creció muchísimo y cambió de cauce y se desvió hacia el sur, desde unas tres cuadras más arriba del punto de la aparición, y dejó así el sitio libre para construirle el templo al Santo Cristo, templo que al principio era un edificio pequeño y se le llamaba la ermita.

Apenas se fueron difundiendo las noticias de los maravillosos milagros que se conseguían junto al Cristo de Buga se desató una corriente de peregrinaciones y devociones (recordemos que quién hace los milagros no es la imagen que es de madera o yeso, y que no puede hacerle milagros a nadie. El que hace los milagros en Nuestro Señor Jesucristo cuya santísima Pasión y Muerte recordamos cuando veneramos la imagen del Santo Cristo).

José Alirio Córdoba



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.


José Alirio Córdoba cómo el nos cuenta, se pasa sus últimos años de vida deshaciendo sus pasos cada dian cada que su salud se lo permite para adorar a su señor de los milagros, devoto por más de 30 años, tiene innumerables historias y anécdotas que le cuenta cada ves que puede a sus nietos de 8 y 10 años de edad, curiosos pero algo incrédulos ante tal historia como la del señor de los milagros, "Espero algun dia sean tan cátolicos como lo soy yo ahora, mi propósito en mis ultimos dias es llevar por el buen camino a mis nietos y ese camino lo es Dios" afirmó Cordoba con un nudo en la garganta.





Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

Su rostro acongojado nos demuestra su angustia y temor por dejar de pertenecer a este mundo, como se dice frecuentemente crónica de una muerte anunciada, es un visionario de esta realidad, y aunque no se pronuncio de esta situacion, se nota simplemente en la manera de que habla con nostalgia de sus nietos que tanto adora y quiere.

Se la pasa caminando con sus pies desgastados y la cintura que no da para más, de la casa a la basílica del señor de los milagros y viceberza "Uno nunca sabe cuando Dios nos llame a rendir cuentas" dijo Córdoba. Se levanta lentamente de la banca en donde nos encontrabamos charlando, muchachos nos dijo a adorar a Dios y no se dejen llevar por el mal camino hasta luego.

Devoción o discapacidad?



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

La discapacidad explícita entre los más ancianos, viejos y acabados físicamente pero intacto su espíritu luchador y guerrero por mas de cincuenta décadas, en donde el legado religioso será conocido por sus nietos y familiares para no dejar morir tan bella tradición.





Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.


Hasta los mas infantes son parte fundamental y notoria dentro de esta forma de adoracion a Dios, recien nacidos, pequeños, adolecentes ya tienen una idea concebida de todo lo que esto significa, y la maravillosa historia del cristo que creció y creció.





Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

Los rostros de la inocencia que se consumen entre pompas de jabón, mientras los adultos se desgastan entre oración tras oración y promesas tras promesas.

La otra cara de la fé



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo-

El desespero y la angustia que se pone en evidencia a través de sus rostros desgatados, la respuesta que aún no llega, la fé que no tiene fecha de terminación y una vida que transcurre con el denominador común llamado tiempo.

Pequeñas muestras de creencia



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

Pequeñas figuras muestras de devocion hechas en acrílico, plástico, cerámica entre otras, todo como parte de creencia y sentido de pertenencia, valores infundados que son de hace años, todo por no perder las costumbres de sus antepasados, manejando en este sentido un modelo de vida.

Negociando con la fe



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo

Grandes crucifijos que se hacen notar durante las grandes cuadras en la ciudad de Buga, todo esto como muestra de la religiosidad que se vive y práctica en dicho lugar.

Comercio como pan de cada dia



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

La habilidad de los comerciantes para persuadir las mentes de los feligreses, almacenes homónimos que hacen referencia en el 80% de sus locales al milagroso, todo esto porque de Buga no se sale sin un recuerdo.




Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

La noche no es un impedimento para seguir con las labores comerciales, al fin y al cabo primero el trabajo y despues la religion.

Entre la fe y el deporte



Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

La fe mezclada entre las diversas labores del cotidiano vivir, en bicicleta, en moto, carro, a pie, todo esto con tal de llegar al recinto sagrado.

El cumplimiento de una promesa



Foto: Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo

La cantidad de gente que se congrega en èpocas de semana santa, se pone en evidencia mediante la fila interminable de flagelantes y devotos en las afueras de la Basìlica del señor de los milagros, buscan satisfacer sus necesidades religiosas mediante promesas o limosnas para que se hagan realidad sus peticiones.




Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo


Calor sofocante que alienta a los feligreses a seguir adelante, extenso dia o dias si es necesario todo por ver la tan ansiada imagen del milagroso.

domingo, 9 de mayo de 2010

Historia de la Basílica de Buga



Foto: Pablo Bohórquez/Carlos Andres Giraldo

La palabra " Basílica" significa " Casa donde vive el Rey". La iglesia Católica le concede el título de "Basílicas" a unos cuantos templos muy célebres de Roma. Ahora en cada país el Santo Padre le concede dicho título a los templos más afamados y preferidos por los fieles. Al nuevo Templo de Buga, le fue conferido este título por la Santa Sede de Roma. En 1875 al ver que el Templo estaba muy deteriorado, el Sr. Arzobispo de Popayán resolvió traerse una comunidad religiosa para habitarlo y fue así como la comunidad de Padres Redentoristas fue recibida con gran alborozo y al poco tiempo con donaciones de los fieles, iniciaron la construcción, en la que tuvieron que empezar por fabricar allí mismo cuatro millones de ladrillos y doce mil arrobas de cal. Al oír el toque de las campanas todos los vecinos salían presurosos y al mando de los sacerdotes se iban al río a traer los materiales para la construcción.

La primera piedra la bendijo Monseñor Ortiz, Arzobispo de Popayán, y sirvió de padrino el Presidente de la República Dr. Rafael Núñez.

La Construcción del Templo duró quince años, se hizo durante tiempos difíciles de guerras, por ejemplo, la guerra de los Mil Días, etc.

El 2 de agosto de 1907 (Fiesta de San Alfonso , fundador de los Redentoristas), se procedió a la Solemne Bendición e inauguración a la que asistieron grandes personalidades entre ellas el Nuncio Apostólico o Embajador del Santo Padre Monseñor Ragonesi y el nuevo Arzobispo de Popayán, Monseñor Antonio Arboleda, además de infinidad de fieles devotos venidos de diferentes sitios del país.

A las 2 de la tarde empezó la impresionante procesión del traslado del Señor de Los Milagros de su antigua Ermita a su nuevo Santuario. Cincuenta mil personas se hicieron presentes, entre ellos todo el Clero con el Arzobispo.



Foto: Pablo Bohórquez/Carlos Andres Giraldo

Era un río desbordado de gentes devotas de todas las clases sociales, un espectáculo impresionante y conmovedor y un resonar de clamores, plegarias y vivas al Señor de los Milagros.

La emoción fue indescriptible cuando apareció la imagen abandonando su antigua y pobre Ermita para irse a aguardar y ayudar a sus devotos en su hermoso y amplio Templo.

El paso era llevado en hombros por sesenta y cuatro caballeros vestidos de rigurosa etiqueta, se turnaban de diez y seis en dieciséis, llevando las andas donde iba la imagen. La procesión duró varias horas y a la entrada del templo fue necesario extender doble fila de soldados para contener a la inmensa multitud que se aprestaba para estar cerca a la imagen.

En 1937 el Papa Pío XI por medio de su secretario el Cardenal Pacelli (futuro Papa Pío XII) expidió un Decreto concediéndole el Titulo de Basílica, debido a los numerosos milagros y al volumen de peregrinos que la visitaban (más de 800.000 anuales)




Foto:Pablo Bohorquez/Carlos Andres Giraldo.

El Templo mide 80 metros de largo x 33 de altura. Entre las dos hermosas torres hay una estatua del Santísimo Redentor de 2 ½ mts de altura en hierro fundido. El Campanario consta de cinco campanas francesas. Es el mayor de la nación y el más sonoro. La campana del Milagroso, que da la nota Mi, pesa 1.111 Kgms, la del Perpetuo Socorro que emite el Fa sostenido pesa 778 Kgms, la campana consagrada a la memoria de Santa Teresa del Niño Jesús y que da la nota Sol pesa 548 Kgms. La más pequeña pesa 289 Kgms, y la monumental, construida en 1955, pesa 3 toneladas.

El reloj de la torre es de fabricación francesa y da las horas desde el 18 de Marzo de 1909.